El sexo también se cuida: claves emocionales antes, durante y después del placer

 En Sexualidad

En un mundo donde cada vez somos más conscientes de la importancia del autocuidado, el sexo no debería quedarse al margen. Nos preocupamos por lo que comemos, por nuestras rutinas de ejercicio, por el cuidado de la piel o del cabello… pero ¿qué pasa con el cuidado emocional que rodea al sexo?

Tener sexo no es simplemente “desconectar” un momento para volver luego a nuestras vidas como si nada. Al contrario: es un acto íntimo que involucra no solo el cuerpo, sino también las emociones, la comunicación y la confianza. Por eso, en lugar de pensar en el sexo como un paréntesis, es momento de entenderlo como un proceso que también merece atención antes, durante y después.

Antes del sexo: crear el ambiente (precare)

El deseo no siempre aparece de forma automática. Muchas veces necesitamos desconectar de nuestras preocupaciones y conectar con el momento presente. El precare es ese conjunto de gestos que nos ayudan a entrar en sintonía emocional y física antes de un encuentro sexual. No se trata solo de encender una vela o poner una playlist sexy (aunque también puede ayudar), sino de algo más profundo: hablar, escuchar, consentir.

Contar cómo nos sentimos, expresar lo que nos apetece y lo que no, darnos un masaje sin prisas, cocinar juntos o simplemente mirar una peli abrazados puede hacer que el sexo posterior sea mucho más placentero, consciente y relajado. El precare no es una obligación ni una fórmula mágica, sino un espacio compartido de cuidado y preparación.

Durante el sexo: presencia y comunicación

Una vez empieza el encuentro, no hay que olvidar que seguimos en un espacio compartido. Estar presentes, observar cómo responde el cuerpo de la otra persona, comunicarse (con palabras o gestos), y respetar los ritmos y límites son formas fundamentales de cuidado mutuo.

Aunque el sexo puede ser espontáneo y salvaje, eso no significa que sea irresponsable o desconectado. Al contrario, el verdadero placer surge cuando ambas personas se sienten libres, escuchadas y seguras.

Después del sexo: sostener lo vivido (aftercare)

El aftercare es uno de los conceptos más valorados dentro del BDSM, pero debería extenderse a todas las experiencias sexuales, sin importar su intensidad. ¿Por qué? Porque después del sexo, muchas veces aparecen emociones inesperadas: vulnerabilidad, ternura, euforia, dudas, nostalgia.

Cuidar ese momento también importa. A veces basta con un abrazo, una conversación suave, compartir cómo nos hemos sentido, preparar algo de comer juntos, quedarse dormidos enredados. El aftercare es un recordatorio: lo que ha pasado importa, y tú también.

Una cuestión de afecto y responsabilidad

Integrar cuidados emocionales en nuestras relaciones sexuales no es una moda ni una extravagancia, sino una muestra de responsabilidad afectiva. No se trata de seguir un protocolo rígido, sino de construir experiencias sexuales más humanas, conscientes y conectadas.

Al fin y al cabo, no somos solo cuerpos. Y el placer, cuando se cuida, puede ser aún más profundo.