¿Aumenta el deseo sexual en verano? Mito, tópico o realidad

 En Sexualidad

Cuando llega el verano, parece que todo invita al disfrute: las vacaciones, los días más largos, la ropa ligera, el relax… No es raro escuchar que durante esta estación se disparan el deseo sexual y la actividad erótica. Pero ¿es cierto que el verano nos vuelve más sexuales o solo es un mito más, heredado del cine y los tópicos?

La respuesta es que hay algo de verdad en esta creencia, aunque también hay matices importantes. Según diferentes estudios y la opinión de profesionales de la sexología, el deseo sexual sí puede verse influido por factores asociados al verano, aunque no en todas las personas ni en todas las condiciones.

Más tiempo libre, menos estrés

Uno de los elementos que más afectan al deseo sexual es el estrés. Durante el año, las obligaciones laborales, familiares y personales pueden reducir tanto el tiempo disponible como la energía para el sexo. En verano, sin embargo, solemos disfrutar de más descanso, ocio y desconexión. Esa relajación generalizada favorece el aumento de la libido.

Además, las vacaciones permiten romper con la rutina, compartir más momentos en pareja y reconectar desde el placer y la intimidad. Esto no solo favorece el deseo, sino también la calidad de las relaciones sexuales.

El papel de la luz solar y las hormonas

La exposición al sol también tiene efectos fisiológicos. En verano aumentan nuestros niveles de vitamina D, relacionada con la producción de testosterona, una hormona que influye tanto en el deseo masculino como en el femenino. Además, la luz solar mejora el estado de ánimo al aumentar la serotonina, una sustancia que nos hace sentir más felices y receptivos al contacto físico.

También se produce una mayor liberación de endorfinas, oxitocina y dopamina, hormonas asociadas al placer, la conexión emocional y el bienestar, todos factores que estimulan el deseo sexual.

Pero el calor excesivo puede jugar en contra

Eso sí, el deseo sexual no sube automáticamente con los grados del termómetro. Cuando las temperaturas son demasiado elevadas, pueden provocar cansancio, sudoración excesiva, irritabilidad o dificultades para dormir, todo lo cual afecta negativamente al deseo. En estos casos, más que erotismo, lo que buscamos es frescura y descanso.

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La clave está, por tanto, en encontrar un equilibrio: disfrutar de los beneficios del verano sin dejar que el calor excesivo nos pase factura.

Más realidad que mito

El deseo sexual puede aumentar en verano, pero no por arte de magia. Factores como la relajación, la exposición solar moderada, el aumento de tiempo compartido y una buena gestión del calor pueden favorecer una vida sexual más activa y placentera.

En definitiva, el verano puede ser un buen momento para reencontrarnos con el deseo, cuidar la intimidad y disfrutar del cuerpo… siempre que sepamos adaptarnos al ritmo de la estación.